domingo, 24 de agosto de 2008

CLAUSURA DE LOS JJOO 2008






Con otra fiesta de perfección estética memorable, en la que los fuegos artificiales y la cultura china volvieron a tener un papel protagonista, Beijing cerró unos Juegos Olímpicos que exorcizaron todos los temores que se habían generado en torno a ellos y acabaron bordeando la perfección.
Con 91.000 espectadores en las gradas volcados con el espectáculo, y miles de atletas sobre el campo del Estadio Nacional (o "Nido de Pájaro"), el director de cine y coreógrafo Zhang Yimou volvió a dejar boquiabiertos a todos con una clausura llena de luz y brillo, en la que el tenor español Plácido Domingo, muy querido en China, prestó su voz.
Los fuegos artificiales, inventados por los chinos hace dos milenios, abrieron la fiesta dibujando la cuenta atrás, desde el número 29 (por ser Beijing los Juegos de la vigésima novena Olimpiada) hasta el cero, y, como en la inauguración, miles de extras volvieron a tomar el estadio con vistosos trajes.
Al final, tras la entrega de la bandera olímpica al alcalde de Londres, Boris Johnson, un espectáculo de aires británicos (con autobuses londinenses, paraguas y David Beckham). Después, la llama se apagó bajo un fondo de música melancólica, para desconsuelo del público, pero una torre humana en el centro del estadio, que recreó también una llama con sus brasas y cenizas, aseguró que los Juegos de Beijing no se han ido del todo: seguirán en el recuerdo del Olimpismo y de China.
Con esta espectacular ceremonia de clausura, Beijing puso fin a unos vistosos Juegos en los que China se coronó por primera vez en la historia del Olimpismo como primera potencia deportiva mundial, logrando 51 oros y colocándose muy por delante de los 36 de Estados Unidos, que llevaba dominando los JJOO desde Atlanta 1996.
El presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge, resumió los complicados Juegos de Beijing con una frase en su discurso de cierre: "Con los JJ.OO. el mundo ha conocido más a China y China más al mundo. Han sido unos juegos realmente excepcionales".
Fuente: El Mercurio Online


Nuestra más sincera felicitación a los deportistas que han obtenido medallas, en general, y a los españoles en particular. Y nuestra admiración por los que, tras años de trabajo, no han logrado ninguna. Aunque la más grandiosa de las medallas es haber estado allí.



Virtu y Marian

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